
Para Christina Townsend, el coste de la guardería de su hijo ascendía a 1.625 dólares al mes en el norte de Virginia, aproximadamente el 50% de sus ingresos. A ello se sumaba la carga financiera que supuso el permiso parental no retribuido cuando nació.
El verano pasado, su pequeña familia decidió mudarse al otro lado del país, a Denver (Colorado), que les pareció más asequible. Pero el coste de la guardería seguía siendo un problema. Al final, Townsend, que tiene un máster en educación infantil, tomó la decisión de dejar de enseñar y trabajar a distancia a tiempo parcial como contratista y cuidar a tiempo completo de su hijo, que ahora tiene 18 meses. Le gustaba estar con su hijo y, además, su marido tenía más ingresos. Pero la decisión no estaba exenta de contrapartidas: no tenía prestaciones ni dinero para la jubilación.
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